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¿Vivir sin WiFi? Yo también pensaba que no… ¡pero sí! Se puede!

A estas alturas de la historia, pocos de nosotros podríamos acostumbrarnos a vivir sin wifi.

Sin embargo, cuando se vive en un yate, por muy lujoso que sea, existen muchas ocasiones en las que no dispondremos de algo tan imprescindible en nuestras vidas.

Y nos querremos morir, ¡LITERALMENTE! 

Debo de confesaros que el wifi del que disponen la gran mayoría de los yates sólo nos servirá para consultar nuestros tan queridos Facebook o Instagram, enviar emails, y poco más.

La velocidad de la que contamos es muy limitada, y por supuesto está totalmente prohibido cualquier tipo de descarga.

Es decir, que si estáis pensando que éste es el trabajo de vuestros sueños y os decidís a empezar a buscar vuestro primer trabajo de tripulante, pero sois adictos a Netflix, id preparando un hard drive con todas vuestras series favoritas y millones de películas.

U os volveréis locos…

Las épocas en las que peor lo paso yo es durante las largas navegaciones, como por ejemplo, durante el cruce del Atlántico.

Dependiendo del origen y el destino obviamente, un cruce de Atlántico común lleva unos 14 días, ¡14 días que a mí me parecen 14 meses!

Además, aunque tengamos wifi, cuando hay huéspedes a bordo, no sabremos ni siquiera dónde está nuestro teléfono.

No tendremos tiempo ni de dormir o comer, ¡vete tú a pensar en ver cuánta gente te ha echado de menos en todos los días que no has mirado tu Instagram!

Supongo que la falta de wifi tiene alguna ventaja (aunque yo en algunos momentos no veo ninguna, para qué os voy a mentir)

Sin embargo, al parecer, favorece la convivencia de la tripulación.

A falta de Internet para chatear con los amigos que tienes a miles de Km, te tienes que conformar con hablar con tus compañeros (por muy cansados que estés de verles la cara 24 horas al día)

El inconveniente es que, por supuesto, en el momento en que los tripulantes encontramos un sitio con una conexión a Internet decente, el resto del mundo desaparece y nos convertimos en autistas con nuestro teléfono en la mano durante horas.

Cuando te encuentras a miles de Km de tu hogar y sin medios, o tiempo, para consultar qué es lo que está pasando en el mundo, tienes la sensación de vivir en una burbuja.

Cuando vuelves a la civilización, y te enteras de noticiones que han revolucionado el mundo y de los que tú no tenías ni idea, te preguntas dónde has estado todo ese tiempo.

Y puede que esto os parezca gracioso, pero la noticia que más me impactó a mí en todos estos años fue ¡la muerte de la Duquesa de Alba!

Llevaba días en México con huéspedes abordo, y una mañana nada más despertarse me dieron la noticia (ELLOS A MÍ).

Tengo que confesaros que, que esos huéspedes, que ni siquiera eran españoles, se hubiesen enterado antes que yo de la muerte de nuestra querida Duquesa, me supuso un pequeño trauma.

¿Queréis seguir conociendo cómo vivimos (y nos relacionamos) las tripulaciones de yates de lujo? Pues ¡no os perdáis el próximo post!

Y si os gustaría contar con mi ayuda para conseguir trabajo en yates de lujo, os invito a visitar la página de servicios de la web y escoger el que más se adapte a vuestras necesidades.

Jamila García Lillo

Mi nombre es Jamila García, gallega con raíces suízas.
Nada más terminado mi Máster de Protocolo y Organización de Eventos, empecé a trabajar en mi primer yate.
Sigo haciendo trabajos puntuales en yates, pero me “semi - retiré” y dejé de viajar constantemente en Septiembre del 2016, para perseguir mi nuevo sueño: ayudar a todos los que estéis interesados en ser tripulantes de yates de lujo.

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